miércoles, 15 de diciembre de 2010

El juego del vivo, el bobo y los fraudes en navidad: ya la oveja arisca, ya el cordero manso

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Eso de “llegó diciembre con su alegría, mes de parranda y animación” siempre será parcialmente cierto. Si bien la época da para vacaciones, ferias, amigos, celebración y toneladas de comida, la verdad es que también, a través de los años, se volvió tiempo de festejo para quienes hacen los fraudes, robos, engaños, trampas, mentiras, embustes, falsificaciones, desfalcos, usurpaciones, contrabandos, estafas y más cosas de esas que dan rabia.

Esto no es nuevo. El Gran Combo de Puerto Rico lo cantaría de la siguiente manera: “si el año pasado tuvimos problemas, quizás este año tengamos más. Pero no se apuren que la navidad a la vuelta de la esquina esta”.



En fin…Evidentemente, esta temporada decembrina llega con un previsible incremento de las compras y ganas de acapararlo todo. Por supuesto, todo es mejor si nos ofrecen las cosas gratis. Y, ¿cómo es la forma más fácil de hacer creer a alguien que se ganó 25 millones de pesos sin esfuerzo alguno? Suplantación de identidad de una marca conocida. De ahí que los estafadores amen hacerse pasar por Comcel, Movistar y Tigo (muy pronto lo harán con Uff!, ya verán), porque son compañías conocidas a las que uno les creería (al menos, en teoría).

Bueno, la verdad es que no es muy complicado identificar a estos artistas del fraude, aunque bien sabemos que son muchos quienes caen en mentiras sencillas. Lo mejor, en estos casos, es considerar ciertas recomendaciones:

Por ejemplo, tengan en cuenta que las empresas de telefonía celular no suelen pedir información personal única (como claves bancarias o número de pin de recargas). Mucho menos exigen consignaciones a cuentas personales o acercarse a un cajero para verificar un código.

Además, nunca solicitan que el cliente llame a otro número celular, ni a un PBX para reclamar un premio. ¿Para qué lo harían, si ellos lo pueden hacer directamente desde sus respectivos call centers? Por otro lado, fíjense que normalmente, los números que utilizan las compañías como Movistar, Tigo y Comcel dentro de sus promociones, son bastante cortos (de cinco cifras máximo), a donde indican que se debe enviar un mensaje de texto o similares. No envían tampoco SMS desde números celulares de diez cifras.

Manténganse atentos incluso a los errores de ortografía y otras ridiculeces.

Por otro lado, piense que de eso tan bueno no pueden dar tanto. Los regalos no son porque sí y menos si usted no ha pagado el mes anterior. Cuando se trata de eventos reales con las empresas telefónicas, ellos realizan una serie de concursos que validan que realmente usted fue merecedor de un premio.

Pues bien, que este texto sea un grito de campaña: ¡mamola! No nos podemos seguir dejándonos meter los dedos a la boca. Ahora bien, si la tentación lo persigue y no se aguanta las ganas de tener en su casa ese BMW que le regalan únicamente por dar los números de su tarjeta de crédito con sus otros datos personales, pues lo mejor es que -ante la duda- pregunte. Llame a su operador o consulte su página en Internet: confirme si ellos están así de generosos con sus usuarios y si esa promoción es real.

Cada empresa está obligada a dejar claros los términos y condiciones de las actividades que realiza con sus usuarios. Incluso, cuando se trata de concursos reales, las compañías contarán con el respaldo de entidades públicas o funcionarios encargados (el famoso “delegado de rifas, juegos y espectáculos”), para constatar su transparencia.

Más bien, procure gozarse esta época de fiestas de fin de año y, prosiguiendo con los “grandes” del “Gran” combo dediquémonos “a comer pastel, a comer lechón, arroz con canturry (o con lo que sea) y a beber ron, que venga morcilla, venga de to’”.